CITA A CIEGAS

DE MARIO DIAMENT / DIRECCIÓN CARLOS IANNI

EN EL TEATRO

ORESTES CAVIGLIA


Con:
Ernesto Claudio, Victor Hugo Vieyra, Ana Yovino, Beatriz Dellacasa, Teresita Galimany

Asistente de dirección: Mónica Quevedo

Fotografía: Gustavo Gorrini
Producción TNC: Micaela Sleigh
AsistentIluminación y musicalización: Carlos Ianni
Vestuario: Solange Krasinsky
Escenografía: Guillermo de la Torre

Dirección: Carlos Ianni





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CITA A CIEGAS
El azar, el destino o la implacable lógica de las situaciones, convoca al banco de una plaza que ocupa un viejo escritor ciego, a cuatro seres cuyos caminos se confunden misteriosamente y que, inevitablemente, se afectan los unos a los otros. En este “aleph”, casi una construcción abstracta, sucede, sin embargo, una humanísima historia de desencuentros que, en su pathos, aspira a la desmesura pasional pero se estrella, irremediablemente, contra el desamor, la mediocridad y la sordidez de la crónica policial.
Mario Diament vuelve a acercarnos un texto de extraordinaria sugestión; abismal, sí, pero con escabrosidades que son las del alma, y cuyas fragmentaciones instalan un acaecer que siempre es tiempo presente, multiplicación, si se quiere, de presentes, que produce una acción (la historia) que en vez de cumplirse una única vez, sucede obstinada, componiendo y recomponiendo una búsqueda de relaciones y sentidos sin solución de continuidad, metáfora de una cadena (¿azarosa?) de sometimientos, culpas, complicidades y terribles fracasos.
De más está decir que Diament abunda, recurre, se obsesiona, y esto es consubstancial a su dramaturgia: los cinco personajes de Cita a ciegas se determinan con la misma fatalidad -o ausencia total de fatalidad- con la que los de Esquirlas (2002), confiaban al azar lúdico una decisión trascendente, y también, con esa cualidad proustiana -la de la entrañable protagonista de El libro de Ruth (2000)- de encontrar al ausente en el olvido y ser, necesariamente, un extraño misterioso para su prójimo: la otrocidad, el desarraigo, la ambigüedad de la traición, ¿quizás también, y aunque sea simbólicamente, la ceguera?

Alberto Wainer





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