EL OCASO DEL MALEVO

INTEGRADO POR 'LA ÑATA CONTRA EL LIBRO' DE ROBERTO COSSA Y 'SAINETE CON VARIACIONES' DE FRANCISCO URONDO / DIRECCIÓN MARIANO MORO

EN EL TEATRO

MARÍA GUERRERO


Con

Gonzalo Véliz, Sebastián Finkelstein, Carmina Pérez Bertolli, Claudio Coronel, Guido Guerrero, Nelson González

Escenografía y vestuario: Marina Apollonio
Asesoramiento y arreglos musicales: Claudio Diaz
Asistencia de dirección: Cristina Fiz Lobo

Dirección: Mariano Moro





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Ciclo Teatro del País – Tucumán – Plan Federal de Coproducción

Fusión/ adaptación de las obras:

“La ñata contra el libro” de Roberto Cossa, y “Sainete con variaciones” de Francisco Urondo.

Versión de Mariano Moro

“La ñata contra el libro” es la broma donde un jovencísimo Roberto Cossa se burla de los tópicos del tango, en un tiempo en donde parecía ya estéril y hasta a contramano de sus barrios originarios. “Sainete con variaciones” es un garrotazo ideológico que presagia para muchos, incluido su propio autor, la tragedia acaso absurda. Ambas obras se escribieron en 1966.

Esta fusión-adaptación ubica a la primera en aquel año, y encuentra que los personajes de la segunda son esos mismos, siete años después. El pasaje de los sesenta a los setenta marca la historia de David y Cacho, un amor que el tango no les quiso contar y sí les hizo llorar. Y la redención de Rita, la paica Rita, llegando como y cuando menos la espera.

Madres aguerridas, un locutor bizarro, un ejecutivo más que neurótico y un extranjero inimputable dan la impronta grotesca tan cara a la tradición argentina. Porque aquí estamos nosotros, porteños y tucumanos, tan defectuosamente federales aunque nos queremos tanto, siempre dispuestos a reírnos y a volver a equivocarnos.

Algunos aspectos de los años sesenta y setenta no son tan cercanos como para identificarnos en ellos ni tan lejanos como para disfrutarlos a distancia. Entre ellos, la percepción del tango como un acervo cristalizado y decadente atrapado en sus propios clichés. El tango sí cobró distancia, profundidad y valor: hoy nos reímos y lloramos con él de otra manera. Como en la palanca, la distancia da fuerza. Hay que ver de qué modo se acercan los actores tucumanos a la mística porteña del arrabal.

Y el paso del tiempo nos quita ciertas inocencias. En la frustración de un muchacho cuya mayor ilusión es acceder al paraíso de un bulín compartido con su amigo admirado encontramos algo más que camaradería juvenil. Adivinamos amor y en la farsa se nos cuela el melodrama.

Cossa hace chistes. Urondo baja línea.

Pero si escandimos unos años entremedio y vemos que los personajes son los mismos, el recorrido se puebla de accidentes y matices.

Y cuando el descuido y la hipocresía llevan al sacrificio del menos adaptado, nos topamos de nariz con la tragedia, para la que, oh sorpresa, el tango también revive y rejuvenece sin complejos.

Muy luego de leer muchas veces las obras para fundirlas. En Tucumán, al ensayarlas todos los días con un equipo de ensueño, encontré que podía consustanciarme con sus autores, empezar a percibir, pensar y sentir como ellos. Y eso es algo más que debo agradecer al Nacional Cervantes, al Alberdi de la Universidad de Tucumán y al teatro argentino que nos antecede, contiene y proyecta.”

Mariano Moro, director-adaptador

Producción del Teatro Nacional Cervantes, en colaboración con el Teatro Alberdi de la Universidad Nacional de Tucumán, mediante su Plan Federal de Coproducción.





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