WILL Y SUE

LUIS RIVERA LÓPEZ / DIRECCIÓN: HAYDEÉ BOETTO Y LUIS RIVERA LÓPEZ

INTERNACIONAL

LUISA VEHIL


Libertablas (Argentina) y Haydeé Boetto (México)

Actores titiriteros: Haydeé Boetto y Luis Rivera López

Interpretación en vivo: Sergio Bátiz (acordeón, guitarra y percusión), Carolina Montoya (viola, violín, voz), Fernando Montes de Oca (viola, violín, flauta)

Producción T.N.C: Patricia Baamonde
Fotografía T.N.C: Gustavo Gorrini
Producción ejecutiva: Sergio Rower
Realización integral: Araceli Pszemiarower
Realización integral asistencia: Paula Franczi
Dirección musical y arreglos: Fernando Montes de Oca
Selección musical: Sergio Bátiz
Diseño de escenografía, vestuario y títeres: Alejandro Mateo

Dirección: Haydeé Boetto y Luis Rivera López





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Se trata de una coproducción mexicano-argentina auspiciada por el Instituto de Bellas Artes, la embajada Mexicana en Argentina y Conaculta de México, y el Teatro Nacional Cervantes de la Argentina. La obra -textos propios y otros, traducción de diversos originales de Shakespeare- es de Luis Rivera López (Libertablas) quien también la dirige junto a la actriz mexicana Haydeé Boetto.


A cerca de la obra

Poco o nada sabemos de la vida de William Shakespeare. Solamente algunos datos surgidos de registros formales, entre los que se pueden consignar un matrimonio de extrema juventud, una hija mayor, un hijo muerto a temprana edad, y un extraño silencio luego de concluir “La Tempestad”, sumado a un regreso definitivo a su ciudad natal.

Una de las obvias certezas mayores que tenemos acerca de su vida, es que ha muerto. Y si algo podemos afirmar de Hamlet, Falstaff, Puck, y muchos otros personajes de sus obras, es que están vivos. Condenadamente vivos. Cada vez más vivos. Y esta invención, esa inmortalidad, surgió de su espíritu, de su mortal mente soñadora, de su pobre mente con los días contados.

“Will y Sue” se propone hurgar en ese mundo, fantasear libremente acerca del famoso ‘retiro’ del más grande autor teatral de todos los tiempos suponiendo la posibiidad de un intento de retorno a sus afectos más primarios encarnados en la relación con su hija Susanna y con su hijo muerto llamado muy sugestivamente Hamnett, desentrañar el misterio de quien da vida a cientos de Pinochos mucho más potentes que el mismo creador, y retratar esa convivencia diaria con muñecos de vida propia, esa manera de crear trascendencia desde el anonimato.

El espectáculo intenta recorrer con un ritmo suave pero profundo y sincero, ese universo Shakespeariano de cosas humanas, tan leves, triviales y pasajeras, y tan increíblemente capaces de entremezclarse y combinarse para conformar aquello sublime y noblemente perdurable.

Luis Rivera López





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