Con: Omar Abrate, Liliana Elena Belinsky, Diego Juan Emmi, María Florencia Sanfilippo, Horacio Sensacore, Patricia Viviana Tudor
Producción T.N.C: Rosa Celentano, Patricia Baamonde
Fotografía T.N.C: Gustavo Gorrini
Diseño gráfico T.N.C: Valeria Zabludovich
Asistencia de dirección: Guillermo Verdolini
Diseño de iluminación: Julio Baccaro, Marcelo Valiente, Sebastián Cavalieri
Diseño de vestuario y escenografía: Marcelo Valiente
Dirección Julio Baccaro
Dirección: Julio Baccaro
CERVANTES FEDERAL – Programa Federal de Coproducciones – SANTA FE
Espectáculo estrenado el 26/09/2009 en la ciudad de Casilda. 2 meses de gira por distintas localidades de la provincia.
No hay que llorar se estrenó en agosto de 1979 en el teatro Auditorio de Buenos Aires. Roberto Cossa era ya un dramaturgo más que consagrado. Con Nuestro fin de semana estrenada en 1964 se había ubicado a la cabeza de lo que se denominó “la nueva generación realista”. Los días de Julián Bisbal, La ñata contra el libro, La pata de la sota, El avión negro y La nona, antecedieron a esta obra que ahora a 30 años de su estreno, sube a escena en el teatro Dante de Casilda en el marco del Programa Federal de Coproducciones que el Teatro Nacional Cervantes desarrolla conjuntamente con los organismos de Cultura de las provincias argentinas.
En No hay que llorar, “Tito” Cossa expone acerca de una gran frustración. Los personajes han superado los 40 años, edad en que se supone, se ha logrado un equilibrio, una razón para vivir. Pero no es el caso. Se trata, por cierto, de una frustración que alcanza las relaciones entre ellos: la madre, sus tres hijos varones y dos nueras.
Lo explicó el mismo autor en ocasión del reestreno de la pieza en 1985 en el Teatro Municipal General San Martín. Decía: “…No hay que llorar trata de gente que es víctima de un individualismo exaltado. De esa pobre gente que vive destrozada por lo que pudo haber sido si hubiese tenido una mejor situación económica, destrozada por una sociedad que la empuja hacia el empobrecimiento. Entonces, es cuando aparecen las pequeñas pasiones, las pequeñas necesidades… grandes fantasías puestas en los logros económicos. Y las soluciones tienen que venir de afuera, mágicamente, como en la lotería.”
Lo que ocurre en esta obra, en el seno de esta familia de clase media, podría decirse, es una metáfora de la violencia del mundo y de la ausencia de valores. Una metáfora superadora de la anécdota, tan vigente hoy como hace treinta años.
Nota:
Página/12
Reliza gira regional por Sanford, Chabás, Villada, Firmat, Venado Tuerto, Arequito, San José de la Esquina, Carcarañá, Teodelina, Armstrong y Rosario, entre otras localidades santafesinas.