ANTÍGONA VÉLEZ

DE LEOPOLDO MARECHAL / DIRECCIÓN POMPEYO AUDIVERT

EN EL TEATRO

MARÍA GUERRERO


Con:
Ana Yovino, Villanueva Cosse, Pablo De Nito, Tina Serrano, Mosquito Sancineto, Joselo Bella, Andrés Mangone, Federica Presa, Melina Benítez, Eugenia Grillo, Renata Aiello, Fernando Ritucci, Martín Scarfi, Gustavo Saborido, María Zubiri,  Gabriela Ram, Fernando Khabie, Danae Cisneros, Daniel Kargieman,  Gabriela Blanco, Susana Brussa, Iván Balsa, Pablo Clerici

Asistencia de dirección: Silvina Rodríguez

Músico en escena: Mirko Mescia
Trabajo físico expresivo: Rhea Volij
Diseño de iluminación: Leandra Rodríguez
Diseño de vestuario: Julio Suárez
Diseño de escenografía: Ana Audivert
Dirección vocal y musical: Carmen Baliero

Dirección: Pompeyo Audivert





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Fue en el Teatro Cervantes donde se estrenó esta obra -segundo texto dramático de Marechal-  para inaugurar la Temporada 1951, con dirección de Enrique Santos Discépolo, y Nancy Navarro en el papel de Antígona. Antígona Vélez obtuvo entonces el Primer Premio Nacional de Drama.

En 1938, el autor de Adán Buenosayres había traducido del francés Antígona de Sófocles. Trece años después, escribía su propia obra en la que con prosa sencilla y sobria pero profundamente poética, logró que la tragedia griega cobrara vida en la llanura pampeana. Así lo expresó entonces el mismo Marechal: “Intenté una obra dramática que fuese argentina y universal. Me propuse recoger una fábula de tipo universal, tal como la que nos puede ofrecer el teatro griego y ponerla en acto de nuestros hombres y darle otra vida en nuestro paisaje” Elegí la época más dramática para la llanura, que es la de su conquista “.

Como lo explicó su autor, la acción de la obra transcurre en tiempos dela Conquistaal Desierto. Ignacio Vélez, hermano de Antígona abandona la casa, la familia y lo que se consideraba la vida civilizada, para unirse a los indígenas. En la contienda, mueren él y su hermano Martín. Don Facundo Galván, el hombre que está a cargo de la estancia La postrera y de la familia Vélez, ordena que Martín Vélez sea velado y enterrado honorablemente y que Ignacio, considerado traidor, quede en la pampa a merced de las aves de rapiña. Antígona desoye la orden y decide enterrar a su hermano, por lo cual Don Facundo la sentencia.

Sesenta años después, la obra vuelve al escenario de la María Guerrero con una puesta en escena en la que un tablado angosto se interna en la platea. “Un puente a medio hacer -explica Pompeyo Audivert– que se interrumpe adentro de las butacas y semeja “el tubo” por donde van a morir las vacas, o una punta de lanza de la estancia La postrera dentro de los “territorios bárbaros” como les llamaban; es en todo caso -continúa el director- un precario escenario que atraviesa la frontera histórica que separa esos dos niveles de realidad tan distintos, casi opuestos: escena y público”.

 





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