Con:
Violeta Antier, Alicia Berdaxagar, Miguel Narciso Bruse, Ernesto Bianco, Alberto Candeau, Idelma Carlo, Carlos Alberto Carella, Milagros de la Vega, M. Demarrodou, M.L.Demarrodou, D. Francia, A. Mancini, Marisa Martinez Allende, Jorge Monteagudo, María Luisa Robledo, S. Szulc, M. Vacaro
Apuntador: Angel Bueno
Traspunte: Juan Carlos Bettini
Música: Valdo Sciamarella
Escenografía y figurines: Saulo Benavente
Dirección: Orestes Caviglia
(del programa de mano)
(1959) “La muerte clava sus banderas sobre los muros de “La Reducción”. Los Soria construyeron esa estancia en la entraña misma de una misión que los jesuitas abandonaron en la hora de su éxodo, al norte de Entre Ríos y a orillas del Uruguay en las tierras coloradas erizadas de palmeras.”
Cuenta la historia que un soberano atribuye a Dios la pérdida de lo que más ama y decide arrebatarle lo que Dios más quiere en él: su alma. Se condenará para vengarse. Esta actitud revela una fe robusta, quizás más aceptable a Dios que las distraídas ceremonias, la descortesía y la evidente mala educación con que algunos individuos cumplen sus deberes religiosos.
Dalmiro Soria, el protagonista de “DONDE LA MUERTE CLAVA SUE BANDERAS”, trata al Ser Supremo de hombre a hombre, de igual a igual. Cuando el dolor llama a sus puertas, se niega a recibirlo. No comprende, como Leon Bloy, que el hombre tiene lugares en su corazón que no existen, y para que puedan existir entra en ellos el dolor. Olvida que la desdicha y el pecado merecen piedad y ayuda. El sufrimiento lo endurece. Arroja de su casa al hijo incestuoso y a la hija violada, Destruye la compasión y desoye los llamados de la Gracia. En un desafío postrero quiere morir de pie frente a su Creador. Como los teólogos sabe que ni Dios perdona lo que no queremos que sea perdonado. De ese modo alcanza la insensata y trágica belleza de los ángeles caídos. Si el odio es una de las formas del amor, una prueba del amor, un amor equivocado, Ia soberbia es solo un espejo que al recibir la imagen de Dios cree ser Dios.
El tema de “DONDE LA MUERTE CLAVA BUS BANDERAS” guarda en deliberado paralelismo con el pasaje bíblico que se refiere a Tamar y Amnón, hijos del rey David. El conflicto ha sido ubicado en nuestra tierra, mientras se define la batalla de Pavón que dará la supremacía a Buenos Aires. A ese mundo de seres elementales, bárbaros y refinados a la vez, se opone una criatura angelical; Gracia María. Es hermana de Ifigenia y Cordelia, con quienes comparte el martirio a que está sometida, misteriosamente, la inocencia perfecta.
Omar del Carlo es católico. Es necesario saberlo para seguir sus pensamientos hasta los últimos alcances. Es necesario, también, para evitar confusiones acerca de su obra. Mediante ella nos recuerda que la vida del arte y la vida religiosa pertenecen al espíritu y no pueden, no deben separarse. El mito y la escritura aparecen constantemente como trasfondo metafísico en sus escritos. Por eso hay que ubicarlo en la tradición local al mismo tiempo que en la tradición universal.
Un somero examen de cualquiera de sus piezas permite comprobar que buscan soluciones intelectuales y verdades vivas simultáneamente. Sus obras destilan la sutil experiencia que proporciona la contemplación de los altos destinos del hombre.El mundo es una serie de máscaras, pero él busca el rostro interior de sus personajes; ese rostro que solo es visible para la eternidad. A través de las pasiones desatadas llega al conocimiento y a la adoración de la Causa Primera.
Omar del Carlo gesta con un inextinguible ímpetu dramático, con un estilo ardiente, y con una lúcida técnica que le es propia aunque está enraizada en modelos griegos, isabelinos y orientales. Las peripecias van creando una atmósfera torturante y la tensión llera a ser casi intolerable. Un soplo trágico recorre sin cesar toda la obra. Algunas escenas son de una magnificencia alucinatoria terrible.
Como Claudel y como Eliot, del Carlo devuelve a la escena sus activos sentidos religiosos, su original dignidad de servicio divino, su misión, dramática. El teatro es la pasión, pero es, antes que nada el destino humano. El acercamiento a temas trascendentes, piensa Azorín, es lo que determina el nacimiento de toda literatura. Ese renacimiento que se vislumbra en nuestro país hace posible la obra de un poeta como Omar del Carlo.
TULIO CARELLA