Con Joaquín Bonet y Rubén Szuchmacher
Asistente de dirección Rosa Celentano
Ambientación sonora Ciro Cavalotti
Escenografía Héctor Becerra
Dirección Guillermo Heras
Blumemberg: el envenenador de almas vuelve a Europa
Blumemberg vuelve a Europa, el envenenador de almas. O un Sócrates. sostiene una maldición o mantiene viva una esperanza. Vuelve para traer el miedo y la esperanza.
No vuelve solo. Decid: cuando, a pie de página, leéis “Nota del Traductor”, ¿qué sentís? ¿habéis dedicado un solo pensamiento al hombre que tradujo los libros que amáis, los libros que han tocado en lo más hondo vuestra vida? El traductor de la Biblia, el traductor de El Quijote… No es ni autor ni su sombra, pero se diría que participa de ambas naturalezas. ¿No tiene nada propio, familia, no tiene memoria ni deseo? ¿será verdad que, si no de todo aquél que pasa hambre se puede hacer una prostituta, de todo escritor que pasa hambre se puede hacer un traductor?
Entre Blumemberg y su traductor hay un libro terrible el libro más terrible. ¿Os parece ingenuo hablar a estas alturas, de un libro que puede cambiar el mundo?
¿Es que nunca un libro os envenenó, prometiendo salvaros?¿algún libro os ha hecho mejores? ¿Ninguno os ha hecho peores? Blumemberg y su traductor viajan en un tren hacia Berlín. No llegarán nunca. O llegarán demasiado pronto. O están llegando ahora, ya han llegado a Berlín.
Juan Mayorga