HOMBRE Y SUPERHOMBRE

DE GEORGE BERNARD SHAW. TRADUCCIÓN DE PEDRO LECUONA / DIRECCIÓN ORESTES CAVIGLIA

EN EL TEATRO


Con:
Marcela Aimard, Violeta Antier, Ernesto Bianco, Corrado Corradi, Milagros de la Vega, Lucio De Val, Lalo Hartich, Inda Ledesma, Jorge Monteagudo, Jorge Rivera Lopez, Menchu Quesada

Fotos: Serge Nan
Apuntador: Angel Bueno
Traspunte: Juan Carlos Bettini
El automovil de época: facilitado por el Automovil Club Argentino
Escenografía y figurines: Saulo Benavente
Utilería: Puig Hnos.
Peluquería: M. Salerno

 

Dirección: Orestes Caviglia





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(fragmento programa de mano)

Mand and Superman, la obra ale G. Bernard Sbaw, es una obra de ideas. Son ideas dramáticas, polémicas, activas: ideas sobre la relación de los sexos. No ya sobre la posible armonía o legal convivencia de varón o mujer, que esto sería ya la idea del matrimonio, sino sobre la posición originaria, biológica y fatal del hombre con respecto a la hembra y de la hembra frente al hombre. Y dado el concepto intrínseco de la dramaturgia shawiana, claro está que los dos protagonistas Tanner y Ami, esto es, Tenorio y Doña Ana, no son dos personajes individualizados, sino dos ideas genéricas: el eterno masculino y el eterno femenino. La acción de la comedia se simplifica así, de suerte que toda ella pudiera condensarse, como corolario del teorema, en términos no diferentes de estos: el eterno femenino sigue, persigue, atosiga, y acorrala al eterno masculino. No es Tenorio quien corteja y engaña a Doña Ana, sino al revés. Los prefacios con que Bernard Shaw acompaña sus obras dramáticas, suelen ser tan interesantes como la obra misma y desde luego más inteligibles. Hojearemos con brevedad el prefacio de Hombre y Superhombre. Comienza. por indicar que acaso “produzca desilusión una comedia de Don Juan en la cual no sale ninguna de las “mille e tre” aventuras del héroe. Y ya con esto queda delucidado que para Bernard Shaw la sustancia o idea del donjuanismo no es cuestión del número de aventuras sino del carácter de una sola de sus aventuras. Consagra Shaw un recuerdo al Don Juan de la tradición, tal como quisieron verlo ojos inquietos y superficiales. Shaw considera el de Mozart como el último de estos Don Juanes tradicionales. Al cabo, en el siglo XIX, don Juan se define, ha cambiado de sexo, se ha convertido en Doña Juana. Resultado: “el hombre ya no es, como lo icé Don Juan, el vencedor en el duelo del sexo. La enorme superioridad de la mujer a causa de su posición natural en asuntos de amor se robustece cada día con redoblada furcia. Así Don Juan nace ahora a la escena como figuración tragicómica de la caza amorosa, que del hombre hace la mujer. Don Juan es la pieza, en lugar de ser el cazador. He aquí el verdadera Don Juan. La mujer necesita de él, no estando por si sola capacitada para llevar a cabo la obra más apremiante de la naturaleza”.

Ramón Pérez de Ayala “Las Máscaras”

 





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