“…el trabajo es vida, Candela. Y nosotras, Capricho y yo, sabemos mucho de la vida. Trabajamos con la tierra y las flores, y las plantas curiosamente tienen un parentesco con la muerte muy cercano, en el verde de la tierra están las tumbas, los cementerios…. en los brotes que despuntan el follaje se concentran todos los misterios y enigmas de la vida.”
Texto de Blanca, personaje de La Sombra de un Perfume
Los Aromos, pueblo atravesado por una avenida central, única calle asfaltada que conduce a la plaza. En ella, erguido y altivo brinda sombra un cedro de robustas ramas, elegido por los hombres para llevar adelante su acto suicida. En una amplia casa, frente a la plaza viven tres hermanas, cuyo abuelo, uno de los fundadores del pueblo, fue quien trajo ese árbol de su tierra natal.
Las hermanas, Capricho y Blanca, heredaron los oficios de la familia, una maquilladora de muertos, la otra confeccionista de trajes de novia. La menor, Candela, enamorada desde hace 20 años de un hombre casado, solo espera que se cumpla la promesa de concretar su amor, mientras el traje de novia en el maniquí sufre las marcas de lo irremediablemente perdido.
Ellas, mujeres en un mundo tejido de perfumes, mezcla de nostalgia y sensualidad, dejan a la vista la fugacidad de la juventud y de aromas que pueden resultar extraños a la sensibilidad de un hombre. Es la presencia de una joven aprendiz, Laurinda, quien envuelve a las hermanas en un laberinto de secretos, provocando un estallido de sentimientos, que despiertan toda la ferocidad que puede habitar en el alma femenina. La ruptura de la frágil armonía que reinaba entre ellas, deja el perfume de una sombra en el alma del pueblo.
Susana Gutiérrez Posse
Notas:
LunaTeatral por Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz