Ciclo Teatro del País – Plan Federal de Coproducciones – JUJUY, San Salvador de Jujuy 

Definir Los Mirasoles como una obra costumbrista o naturalista es una simplificación que no tiene en cuenta la jugosa pelea que se debatió en los finales del Siglo XIX y comienzos del XX en el país respecto de la construcción de un “teatro propio”.
Al menos dos direcciones se enfrentaron allí, una conducida por los Podestá que con el Circo Criollo, peleaba contra la copia o el remedo del teatro europeo que llegaba a estas playas… y otra que tuvo arraigo hasta en los más “criollos” de nuestros autores, como Florencio Sánchez que se quejaba: “con este mundo de matones a lo Juan Moreira, nunca habrá aquí un Chéjov o un Ibsen”
Julio Sánchez Gardel, nacido en 1879 en Catamarca, parece también haber aspirado a esas analogías y así en sus Mirasoles, adhiere a la transformación que se gestaba ultramar con las novedades que aportaban Chéjov o Ibsen.
La paradoja está en que la obra, situada en un alegre patio provinciano, como casi todas las de Sánchez Gardel, parece emparentarse con alguna historia vivida en una dacha rusa: el disconformismo con el sitio laten en el corazón de Azucena, que no soporta las limitaciones de la vida provinciana…
…Nuestra cultura es, afortunadamente, amiga de la mescolanza, por eso no tiene que asombrarnos que un catamarqueño escriba una obra que -quizá sin él pretenderlo- se convierte en casi un Chéjov criollo, íntimo, nostálgico y sencillo, con el envoltorio engañoso pero bellísimo de una comedia divertida…

Daniel Suárez Marzal