“Cada uno de los poemas seleccionados -dice Mariana Chaud– resulta una pieza única, desgarradora, ahora escéptica, luego desalentadora, siempre lúcida y siempre determinante. La puesta en escena de este corpus de poesía pone de relieve la deshumanización del hombre en relación con el trabajo o incluso con la falta del mismo. La centralidad del trabajo en la vida del hombre que hace girar la rueda de la insatisfacción sin fin.”

Mariana Chaud eligió para su espectáculo los poemas: Residuo de fábrica de Evaristo Carriego, Las máquinas de Ezequiel Martínez Estrada, Balada de la oficina de Roberto Mariani, La dactilógrafa tuberculosa de Nicolás Olivari, Milonga del Peón de campo de Atahualpa Yupanqui, Cabecita negra de Arturo Jauretche, Milagros de la pobreza de Edgar Bayley, Oración de un desocupado de Juan Gelman, Temor del Sábado de Jaime Dávalos, Prohibido celebrar el Primero de Mayo de Raúl González Tuñón y Borracho en peatonal todo a los gritos de Ramón Paz.