“Para que exista un paisaje -dice Diego Faturos– se tiene que contar con dos cosas: la presencia de un sujeto observador y de un objeto observado. El paisaje se forma por las características naturales del entorno y siempre, siempre… por la influencia humana. Los viajeros no tienen nombre, ni casa, ni morada; son como el viento que se nombra solo cuando sopla. Están hechos de polvo de montañas, del perfume de algunos árboles y de las pocas cosas que llevan en sus valijas.”

Diego Faturos eligió para su espectáculo los poemas: Rainbow de Lola Arias, Sombras de Soledad Castresana, He visto los inviernos de Vicente Barbieri, En el cuarto no hay nada de Water Cassara, Cuando pasamos de Carolina Pellejero, La gran salina de Ricardo Zelarayán, Agua de lumbre de Alejandra Pizarnik, 2 de Hugo Emilio Sánchez, Mar de pantalla de Alfonsina Storni, Santos Vega de Hilario Ascasubi y La égloga profana de Jacobo Fijman.