Con:
Mario Alarcón, Horacio Acosta, Max Berliner, Roberto Carnaghi, Paloma Contreras, Rita Cortese, David Masajnik, Iván Moschner, Agustín Rittano.
Actor reemplazante: Miguel Sorrentino
Música en escena: Francisco Casares (guitarra, voz, percusión y accesorios), Juan Pablo Casares (bajo eléctrico y coros), Patricia Casares (voz, melódica, guitarra con arco, percusión y accesorios), Eliana Liuni (clarinete, clarón, serrucho y arpa de boca), Demián Luaces (violín, viola y flauta dulce sopranino)
Fotografía T.N.C: Gustavo Gorrini
Diseño gráfico: Lucio Bazalo
Producción T.N.C: Melina Ons
Asistente de dirección: Ana Clavo
Música original y dirección musical: Patricia Casares
Iluminación: David Seldes
Vestuario: Magda Banach
Escenografía: Féliz Padrón
Canzonetta de apertura
Letra: Guillermo Cacace
Música: Patricia Casares
Dirección: Guillermo Cacace
Mateo es la primera pieza de su producción que Armando Discépolo calificó como grotesco. La obra, estructurada en 3 cuadros, se estrenó en mayo de 1923 en el teatro Nacional y fue muy bien recibida por el público y por la crítica que en sus comentarios elogiaba este nuevo lenguaje. Hoy, a casi 90 años Mateo sigue mostrando una vigencia contundente. “Miguel -dice Cacace- es un ser desesperado. En la desesperación, en el hambre, no se puede pensar y en la ausencia de un pensamiento crítico se dejará llevar por sus lugares más instintivos. Miguel- continúa el director- tan animalizado como su caballo por la circunstancia que le toca vivir, es funcional a la invitación a cometer cualquier acto que lo salve. Esta obra habla sobre una cultura que crea hombres anulados como tales en su desesperación. Miguel – agrega Cacace- podría ser presentado como una pobre víctima y eso tranquilizaría a la platea, sentirían piedad por él… No es lo que queremos, porque cuando estamos en la calle y los seres desesperados se nos acercan tememos… Discépolo no salva a nadie… no habla de ricos malos y pobres buenos. Se hace cargo de un asunto más complejo: de cómo se teje la trama de una sociedad que fracasa…”